sábado, 7 de marzo de 2009

LA INVASIONES INGLESAS

Primera invasión

Causas de las invasiones inglesas

Mientras tanto, Inglaterra estaba viviendo un próspero momento económico, marcado por la gran actividad industrial. Esto traía como consecuencia la necesidad de expandirse, para dominar nuevos territorios, donde encontrar materia prima para sus
industrias y poder vender los productos que fabricaban.
Las colonias españolas en América eran las indicadas para estos fines, pero el monopolio, o sea la explotación exclusiva del comercio, estaba en manos de
España.
Pese a esto, el almirante Home Popham, jefe de una flota de barcos ingleses,
decidió que el Virreinato del Río de la Plata era un buen mercado a conquistar.

La llegada de los ingleses al Río de la Plata

Las naves inglesas al mando del almirante Popham, secundado por Guillermo Carr Beresford y David Baird, desembarcaron en las costas de Buenos Aires (Quilmes) y el 25 de junio de 1806 entraron en la ciudad después de vencer una débil resistencia enviada por el virrey Sobremonte.
El ejército inglés estaba formado por tan sólo 1600 soldados que bastaron para someter a una ciudad de 50.000 habitantes, pero que no contaba casi con ejército.

Las reacciones ante la invasión

Luego de la resistencia, Sobremonte huyó a Córdoba, y Beresford se hizo nombrar gobernador. Ocupando este cargo, una de las primeras medidas que tomó fue la de establecer el libre comercio en la colonia. También se apoderó de los caudales del Virreinato depositados en el Cabildo de Luján, que fueron embarcados a Gran Bretaña.
Estas medidas provocaron el descontento general de la población, que no tardó en organizarse para expulsar a los invasores.

La reconquista de Buenos Aires

Desde Montevideo, Santiago de Liniers, que era un marino francés al servicio de España, planeó la reconquista de Buenos Aires.
Cruzó el Río de la Plata con un millar de hombres pero, antes de ingresar a la ciudad, sus fuerzas se habían duplicado por la gran cantidad de voluntarios.
El mal tiempo ayudó a las tropas españolas y criollas. Por la intensa lluvia del 12 de agosto de 1806, Beresford no pudo movilizar a sus hombres para un combate en campo abierto, librándose la lucha en las angostas calles de Buenos Aires. El ejército inglés fue vencido, Beresford se rindió y fue tomado prisionero junto con sus oficiales.

El cabildo abierto del 14 de agosto

Después de la rendición de los ingleses, los vecinos decidieron reunirse en Cabildo Abierto, ya que consideraban la posibilidad de que los ingleses volvieran a invadir Buenos Aires.
En sesión extraordinaria, el Cabildo resolvió que el mando militar de la ciudad estuviera en manos de Liniers, quitándole esta atribución al virrey.
Esta fue la primera señal de que las instituciones españolas empezaban a derrumbarse, al mismo tiempo que adquiría fuerza el grupo de los criollos.
La movilización porteña La mayoría de los habitantes se organizaron para defender la ciudad. Se formaron así grupos de vecinos llamados milicias, que recibían instrucción militar durante el día y por la noche regresaban a sus
casas.
Surgieron muchos grupos como el Batallón de Patricios, el más importante, el Cuerpo de Arribeños y el de Cazadores. Los jefes eran elegidos por votación entre la «gente decente», entre quienes se encontraban los jóvenes criollos Manuel Belgrano, Domingo French, Juan Martín de Pueyrredón y otros que poco a poco fueron adquiriendo renombre.
La ciudad se militarizó y también se politizó. La discusión sobre lo que sucedía y lo que había que hacer se transformó en una costumbre; el pueblo comenzó a sentirse protagonista de los hechos.

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